De niño, oía relatos de hadas y duendes... escuchaba a mi mente, que con sus fantasias me hacían volar a las ciudades nórdicas de Europa. Sentía el frío en mi piel, el olor de la leña encendida y la calidez de los artesanos, que una y otra vez creaban en el silencio de la bruma. Era un viaje en el tiempo, sin tiempo o sin prisas, quizás era un reencuentro con la vida de mis ancestros o es una continuidad de mi existencia libre de límites corporales. Marcus Populus.
jueves, 24 de noviembre de 2016
Brugge (Parte 1)
De niño, oía relatos de hadas y duendes... escuchaba a mi mente, que con sus fantasias me hacían volar a las ciudades nórdicas de Europa. Sentía el frío en mi piel, el olor de la leña encendida y la calidez de los artesanos, que una y otra vez creaban en el silencio de la bruma. Era un viaje en el tiempo, sin tiempo o sin prisas, quizás era un reencuentro con la vida de mis ancestros o es una continuidad de mi existencia libre de límites corporales. Marcus Populus.