lunes, 8 de agosto de 2016

Sé que no sé nada.

Sé que no sé nada.
No tengo la verdad absoluta y nunca la tendré. Esta confesión merecería ser publicada en anonimato, lejos de la vigilancia estricta de mi ego. Pues no, mi audacia, siempre presente, merecedora de aciertos y castigos, se lanza a la mirada amistosa de los lectores, como buscando una aprobación salvadora o una comprensión animosa. Debe ser la influencia del calor estival.
No sé nada de fotografía… pasan los años y sé cada vez menos. Solo reconozco tener datos insuficientes y una técnica mal aplicada, por una mente rebelde y poco amiga de las tendencias actuales. Mi mente va por libre, haciendo caso omiso a las reglas y conceptos obligatorios del arte moderno. Así de simple.
Puedo sentir que con el paso del tiempo, las cosas van a peor, mi cámara me domina, el peso de la construcción de los escenarios es insoportable, la composición con sus conductas cambiantes me atrapan. Soy un esclavo de la dinámica de la imagen. Solo me dejo llevar por los impulsos creativos de la luz. Marcus Populus.