Sé que no sé nada.
No tengo la verdad absoluta y nunca la tendré.
Esta confesión merecería ser publicada en anonimato, lejos de la
vigilancia estricta de mi ego. Pues no, mi audacia, siempre presente,
merecedora de aciertos y castigos, se lanza a la mirada amistosa de los
lectores, como buscando una aprobación salvadora o una comprensión
animosa. Debe ser la influencia del calor estival.
No sé nada de
fotografía… pasan los años y sé cada vez menos. Solo reconozco tener datos
insuficientes y una técnica mal aplicada, por una mente rebelde y poco
amiga de las tendencias actuales. Mi mente va por libre, haciendo caso
omiso a las reglas y conceptos obligatorios del arte moderno. Así de
simple.
Puedo sentir que con el paso del tiempo, las cosas van a
peor, mi cámara me domina, el peso de la construcción de los escenarios
es insoportable, la composición con sus conductas cambiantes me atrapan.
Soy un esclavo de la dinámica de la imagen. Solo me dejo llevar por los
impulsos creativos de la luz. Marcus Populus.