En mis vacaciones, siempre hago lo mismo y voy a los mismos sitios. Soy
rutinario. Que visite Alcúdia en Islas Baleares, no es ninguna novedad.
Mi andar por sus calles es para mi como una ceremonia. Tomar mi helado
de café, mirar las zapatillas imitación All Star, comprar tomates secos
al sol, ver la ropa blanca. Y luego a la noche, en el silencio, le digo
al chofer del taxi... por favor, a Puerto de Pollensa.