Hay recuerdos que no
se olvidan jamás. El verano acariciaba las aceras parisinas y mi
corazón palpitaba al ritmo de la alegría y de la emoción. Era el
regreso de Populus, un renacimiento postergado muchas veces, por el
juego sombrío del destino. Quería regresar, pero estaba a miles y
miles de kilómetros de París, abandonado a mi suerte. Pero esa
mañana de Julio de 2007, con una cámara en mano, comenzaba una
nueva esperanza en mi vida, que aún continúa. Un hotel viejo y
gastado en Opera, fue mi refugio. Marcus Populus.
Las fotografías no
han sido editadas.