Me gusta hacer
reportajes de interiores y más cuando tengo la oportunidad de estar
solo, sin otras personas. Este reportaje se podría llamar “El
castillo y yo”. No siempre tengo una oportunidad así, pero esta
vez se dio.
El silencio ayuda a
la concentración y permite establecer los parámetros
correspondientes a cada captura. Lo que me gusta de este reportaje es
la definición y los ángulos, aunque se nota en algunos fotogramas
que juego al límite.
La dicha no duró
mucho, llegaron turistas japoneses, decenas, todos con cámaras…
todos con flash. En un momento el silencio se transformó en una
tormenta perfecta de ruidos y rayos. Marcus Populus.