lunes, 2 de marzo de 2015

Café Tortoni (Buenos Aires 2015)






























































El Tortoni es el paradigma del café porteño, pero poco se sabe de sus orígenes. Apenas un inmigrante francés de apellido Touan decidió inaugurarlo a fines de 1858, el nombre lo tomó prestado del de un establecimiento del Boulevard des Italiens, en el que se reunía la elite de la cultura parisina del siglo XIX.
A fines del siglo, el bar fue adquirido por otro francés: don Celestino Curutchet, a quien el poeta Allende Iragorri describiera como el típico viejito sabio francés, menudo de cuerpo y fuerte de espíritu, estilaba la clásica perilla alargada, ojos vivísimos y usaba un casquete árabe de seda negra, casi un personaje de historieta que agregaba otro acento peculiar a la fisonomía el lugar.
El local era frecuentado por un grupo de pintores, escritores, periodistas y músicos que formaban la Agrupación de Gente de Artes y Letras, liderada por Benito Quinquela Martin. En mayo de 1926 forman La Peña, y le piden a Don Celestino Curutchet, que les deje usar la bodega del subsuelo. El dueño acepta encantado, porque según sus palabras los artistas gastan poco, pero le dan lustre y fama al café.
En este café parece que el tiempo se hubiera detenido como en un daguerrotipo, cuando en él la gente juega al billar, a las cartas, o simplemente toman un café entre amigos, el local es cada vez más una parte indispensable de la historia porteña.
Si quieres ver el álbum completo: https://plus.google.com/photos/110684213148092505838/albums/6109350343529399297?authkey=CPKd5dTZtMPMvQE