Una visita a la isla de Tabarca puede significar un cambio de observación de la realidad. El contacto es directo con la naturaleza, libre de la polución. Sentirás la energía de un sitio único en el Mediterráneo.
El sol intenso es atrapado por los colores de Altea. Todo es calma y a veces, se escucha el sonido de las campanas de la iglesia Nuestra Señora del Consuelo.